"EL CAMPANARIO"
Foto. Antonio Labarta. 77 |
Nunca se
podrá asegurar que lo acontecido fuese un milagro o un caso de mucha suerte, lo
cierto es que se cuenta que sucedió lo siguiente:
En
fiestas, un grupo de mozos subió al campanario para proceder al bandeo de campanas, con tan mala suerte que el mozo
D.Victoriano Villel Romero salió despedido del campanario, yendo a caerse al
tejado de la Iglesia: La altura, como puede apreciarse, es considerable.
Recuperado de las heridas, volvió a sus quehaceres habituales. Hoy, ya en
avanzada edad, recuerda la tragedia como un milagro.
"EL CARRO Y LA VIRGEN DE MORA"
Foto. D. Antonio Abad Doñate. 78
Según la
leyenda que se lee en la foto, reza de esta forma milagros D.N.S. de Mora, el
día 21 de enero de 1.907 que salvó de la muerte a Manuel Hernández Andrés, que
en ese día estaba en compañía de D. Miguel Abad Bujeda y María Giménez Paricio.
Cuenta la
familia que en su día, yendo de acarreo, perdió el equilibrio D. Manuel, y fue
a caerse bajo la rueda del carro; al instante Dña. María imploró gracia a la
Virgen de Mora, quedando el carro paralizado, librándose de un gran accidente.
Posiblemente gracias a la pregaria salvó la vida, por estar el carro cargado.
De todo lo
sucedido, dio testimonio D. Miguel Abad Bujera.
"PILÓN DE LA VIRGEN DEL CARMEN"
Foto. Adolfo Hernández. 79
El pilón
de la Virgen del Carmen lo podemos localizar en la loma de la parte derecha
del camino que nos lleva al cerro.
Desde el
lugar donde está emplazado el pilón, se puede disfrutar de una vista preciosa
del pueblo, de toda la vega y de los pueblos del alrededor, el lugar es la meta
de muchos caminantes que llegan paseando.
Parece ser
que el pilón, según se explica, fue colocado en ese preciso lugar debido a que
a un vecino del pueblo, durante una noche fría y oscura de un crudo invierno,
le ocurrió que unos lobos que le iban persiguiendo cesaron de hacerlo al
implorar gracia a la Virgen del Carmen.
En los
últimos años ha sido restaurado y conservado por D. Serafin Hernández y
familia.
"LA CULEBRA MARIETA"
Foto. Adolfo Hernández . 80
Aprovechando
unas de las losas de las que se encuentran junto a la paridera que se haya en
la partida de Perruíz, unos pastores de finales del siglo XIX, en 1.890
grabaron en dicha losa una cruz y una serpiente en recuerdo de un compañero que
falleció en ese lugar.
Según la leyenda,
que cuentan las personas más mayores a
las cuales a su vez también se les transmitió por parte se sus antepasados,
existía....
Un pastor
de Peracense que ejercía su oficio en Alba, el mozo, junto a la paridera, hallo
una cría de culebra a la cual él alimentó. Posteriormente se hicieron grandes amigos, llegó el día en
que el pastor tuvo que ausentarse para cumplir con los deberes con la patria y,
estando ausente cuatro años en el servicio militar, una vez terminada su
obligación con la patria volvió a su trabajo de pastoreo.
Sin
pérdida de tiempo fue a visitar a su amiga Marieta, que era el nombre de la
culebra, y ¡ cuál sería la sorpresa de los pastores del contorno, al
encontrarlo muerto con los síntomas de haber sido atacado por un reptil de esa
especie!.
En
posteriores comentarios, se ha transmitido que pudo ser atacado por su amiga
Marieta por sentirse traicionada por la ausencia del pastor. Otra versión
pudiera ser que la culebra que le causó la muerte no fuera su amiga Marieta.
Foto. Maximino Ramos Andrés.
LABRANDO CON BUEYES
Para arar la tierra es sabido que se ha hecho de múltiples formas, el propio hombre arrastró
el arado, posteriormente se usaron caballos, machos, vacas y bueyes; el tractores es la herramienta
que desempeña en la actualidad ese rudo trabajo. En la foto podemos preciar a Maximino que
con una yunta de vacas o de bueyes labra en la partida del prado de Mora.
Foto. Maximino Ramos Andrés.
LABRANDO CON BUEYES
Para arar la tierra es sabido que se ha hecho de múltiples formas, el propio hombre arrastró
el arado, posteriormente se usaron caballos, machos, vacas y bueyes; el tractores es la herramienta
que desempeña en la actualidad ese rudo trabajo. En la foto podemos preciar a Maximino que
con una yunta de vacas o de bueyes labra en la partida del prado de Mora.